Y esto pasa de tener un sabor a salitre,rocas, parafina y arena a un sabor a adoquines, cerveza, inglés y mochilas porque ya estoy de vuelta en Alemania y según llegué, me incorporé al día siguiente a un viaje por los países Bálticos.
Primera parada, Tallin (Estonia) donde nos alojamos en un "backpacker australiano" por 8€ la noche. Un sitio realmente acogedor en el que podías encontrarte viendo la TV con un ruso y un portugués, desayunando con ingleses o compartiendo una partida de dardos con italianos.
Situado en una zona de rascacielos, el australiano que regenta el lugar atiende a los mochileros que se dejan caer por Tallin mientras espera una oferta por su terreno para construir otro de esos edificios de interminables cristaleras.
Desayuno gratis,disponer de jabón, desodorante, pasta de dientes y chanclas, internet o dormir en camas-nicho estilo japonés con manta eléctrica incluida eran algunos de los detalles del "backpacker".
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