En el corazón de europa, Berlin es sin duda la ciudad más alternativa en la que he estado nunca. No importa quien seas, como vayas, lo que hagas o del color que lleves el pelo, nadie te mira mal. Una ciudad llena de vida, comercios, arte e historia haya por donde vayas. Me sorprendió el monumento a los judío; formado por un conjunto de pilares negros simétricos que van aumentando de tamaño conforme te vas adentrando en el mismo, consigue crear en uno el sentimiento de pérdida, superación y opresión que sintieron las víctimas del nazismo.
El muro ha dejado una marca por toda la ciudad, ya sea en forma de muro cubierto de graffitis o en forma de línea de adoquines que marcan por donde pasaba el muro hace 50 años. Estaba formado por dos muros: el primero de menor altura con el objetivo de entorpecer el camino, en medio había un campo minado y al final de él, otro muro. Y todo ello custodiado por guardias con la orden de disparar a matar tras el segundo aviso. Son numerosas las historias de Berlineses relacionadas con el muro como los que se encontraron atrapados de la noche a la mañana al otro lado sin poder regresar con su familia cuando la construcción del muro les sorprendió en el lado opuesto de la ciudad, los hermanos que fabricaron un avión para pasarlo o la del soldado que corrió hacia el otro lado a través del campo minado aprovechando su turno de guardia.
Podría seguir escribiendo sobre esta ciudad y sus historias durante líneas pero creo que es mejor ir en persona y poder descubrirla, conocerla y sentirla.
Estuve viviendo una temporada en Berlín y me enamoré. No he pisado una ciudad igual. Me alegra que la aprecies y la recomiendes.
ResponderEliminarGracias Victor. La verdad es que es de esas ciudades a las que no me importaría volver en absoluto
ResponderEliminar